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viernes, 15 de julio de 2011

MAS QUE UN JUEGO DE SEDUCCIÓN








Hoy quiero complacerte, así que esta noche me tendréis solo para ti y te hare cosas que jamás te han hecho amor mío, hoy serás mía en la eternidad.
Con estas palabras me sorprendió mi novio, muchas veces me imaginaba juegos eróticos.
Pero nunca los había podido hacer realidad, y siempre me sonrojaba un poco al oír como una compañera de trabajo, nos relataba cada día a hora del almuerzo, todos los encuentros con su enamorado , la oía en silencio, y hasta mordisqueaba el filete con ansiedad ante tales relatos, tengo que reconocer que su forma de dejarnos entrar en su intimidad me impresionaba un poco, pero no era la única, sentía un ambiente conmocionado entre las compañeras de trabajo, claro que cada una tenía su forma de expresarlo y hasta opinábamos, pero no podría decirse que éramos expertas en la materia, que lo único cierto es que todo cuando contaba Katherine nos hacia sucumbir el espinazo.
Esa noche intente cambiar la rutina, era hora de mostrar un poco mas de interés en la relación con mi novio, al menos el había dado el primer paso, con esa frase, que no me la esperaba yo, así que esta vez a la hora de almorzar, pediría consejo a nuestra hermosa Katherine, que para todos nosotras era como la diosa del amor, la maestra en las artes del erotismo.
Katherine como siempre se disponía a contarnos una más de sus aventuras de alcoba
_cielo…………. dije casi con voz temblorosa
_si, que sucede. Me respondió Katherine
_es que… necesito un consejo, quisiera sorprender esta noche a mi novio, es nuestro segundo aniversario, y quisiera vivir una de tus experiencias, pero soy demasiado tímida.
Me miro con una de esas miradas picarescas, y me dio una palmada en el culete, y soltó una sonora carcajada, y compartió con todo el grupo, mi inquietud.
Desde luego que sí, mi querida amiga, no se hable más, pero primero nos iremos de shopping, es necesario, Jajajaaja
Con estas palabras acto seguido, dejamos el almuerzo para otro día, y nos fuimos de compras,
Mis amigas colaboraron para comprarme un camisón de seda, con un juego de lencería muy fina, que no podría costearme yo, pero que ellas, decidieron que ese sería mi regalo y me deje mimar por las amigas que desde hace 1 año compartía mi vida y ellas conmigo todas sus experiencias.
Bueno los consejos que me dio Katherine los pondré en acción en cuanto entre mi novio por esa puerta menuda sorpresa que se llevara.
Lo esperaba ya, con la cena sobre la mesa, con las velas, y la chimenea encendida, un postre de fresa y nata, y helado de vainilla, yo con ese exquisito perfume francés que me regalo Adelita, me sentía muy sensual. Me veía al espejo y parecía que no era yo misma, antes había pasado por la estilista y me había hecho un peinado muy especial, creo que estoy perfecta, esta noche mi novio no me reconocerá, pero no solo quería cambiar, mi aspecto, si no también mi recatada forma de ser, había sido criada en colegio de monjas y me era difícil saber expresarme, y en todo este tiempo, mi novio ha sido muy complaciente conmigo, y sabido entender mi forma de ver el amor, hemos hecho el amor, desde luego, pero de una manera muy recatada, pero esta vez, quería sorprenderlo.
Sentí que ya estaba subiendo las escaleras, y podía sentir mi corazón acelerase, las piernas me temblaban, y sentía un frio recorriendo mi columna vertebral, entonces pensé, que debería ir a cambiarme de ropa, aun estaba a tiempo, antes de que me vea así.

Pero en mi intento de huir, algo paso, me resbale con el camisón de seda, sentí que caía no podía detener mi caída, y solo me limite a descender hasta que mi cabeza crujió en un estruendo contra un jarrón de porcelana china que era un recuerdo de mi abuela, lo que vi después fue una luz radiante una luz que me iluminaba desde adentro del cuerpo, entonces entendí que estaba muerta…
O quizás no, no lo sé bien, pero lo que viví después aun es confuso en mi cabeza.
Me veía a mi misma correteando entre paredes de hojas y enredaras silvestres, estaba feliz, sentía una felicidad inmensa, que me llenaba el alma, no había más dolor, todo era diferente.
_Aquí estas, pequeña traviesa.
_Sir Aron por favor, suélteme.
Reía como una adolecente, repare en mi atuendo, vestía un corcel con corpiño ajustado tanto que veía como mis senos se tornaban redondos y duros, luego unas faldas amplias de seda verdad con enaguas de algodón de paño crujiente, que podía oír cada paso que daba como crujía debajo de mis nalgas , y me sorprendía como podía yo, cargar todo esa vestimenta, aun así mire por primera vez al hombre que me tenía entre sus brazos, sus fuertes brazos y su color dorado que le proporcionaba el sol incandescente que nos fulminaba a los dos, me levanto sin mucho esfuerzo, como si fuera yo una muñeca de trapo en sus manos, no opuse resistencia alguna, sonrió con delicadeza, echo la cabeza hacia atrás y me llevo dando vueltas y glorificando ese momento, como si nada en el mundo fuera más importante que tenerme en sus brazos, sentí su calor, un pecho vigorizante y duro era mi almohada para apoyar mi cabeza y dejarme llevar su aroma me fascinaba su aliento a fresca menta me invitaba a querer besar esos labios, pero aun no quería hacerlo, pensaba que si lo hacía, despertaría, porque eso tenía que ser un sueño, el mientras ese hombre recorría todo el jardín conmigo en sus brazos, llevándome como si fuera yo su trofeo personal, vi pasar por mi lado, hombres que lo saludaban y sirvientes que le hacia un ademan de saludo inclinando su cabeza, y a mí también, al que yo correspondía con el mismo saludo, sin esperar más me subió casi volando a sus aposentos, y con una voz varonil y segura, ordeno que nadie por ningún motivo, interrumpa nuestra intimidad, hasta al día siguiente, e indicaba que todos podían tomarse la noche libre, que era hora ya de retirarse a sus cuartos.

Entramos a una habitación grande con una cama en el centro y una ventana inmensa que daba justo al jardín en el que había estado, era un laberinto hecho a base de arboles pinos, finamente tallados, algunos en figuras de animales, me volví a mirar aquel hombre, esta vez pude ver sus ojos de un color verde esmeralda, con una mirada profunda como si quiera atravesar con la mirada hasta mi corazón, me deslizo con suavidad a la cama que tenia sabanas de seda en un tono rosa pálido por fin se incorporo y mi miro con deseos desmedidos, mi corazón empezaba a latir más de prisa, mi pecho subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón, pero solo me limitaba a mirar sin ni siquiera querer decir palabra alguna, solo él decía unas palabras que me inquietaban en el alma misma.
Oí decir unas palabras en perfecto francés, mocheri, j´te ame
Entonces él se arre costó a mi lado empezó a besar mis labios que los correspondían, en un beso apasionado sentía como sus labios gruesos se comían los míos y todo su cuerpo oprimía más el pecho ya estaba encima de mí, pero me gustaba estar ahí bajo de su pecho rodeada sus brazos, sintiendo su melena caerme por la cara y su lengua jugando con la mía sus manos empezaron a explorarme sin ni siquiera pedir permiso era como su yo le perteneciera por completo bajo las manos y trato de llegar a mis piernas pero era tanto el vestido y las enaguas que se lo impedían, entonces desistió, y busco con la otra mano mis pechos, que estaban rebosantes dentro del corcel, mientras me enloquecía con sus besos y sus manos me recorrían con fuego que provenía de su interior, un calor tan inmenso que me sofocaba, pero no quería escapar al contrario quería seguir jadeando y experimentando esa sensación que me hacia sacudir la cabeza buscando sus labios su pecho quería ser yo quien lo hiciera sucumbir ante mis caricias, un éxtasis de desenfreno y placer me recorría por dentro y quería más y más de esos labios, de ese cuerpo y esa forma de amar. Aron me había llenado de besos cálidos húmedos y los más tiernos que jamás sentí, pero la velada aun comenzaba, se levanto de pronto, mirándome y echando risas, carcajadas que retumbaron en toda la habitación, mis risas también se unieron a las de él, luego me dijo con voz firme.
_ Amada mía, te amo tanto, eres la razón y el centro de mi universo.
Acto seguido salió de la habitación, me preguntaba por qué se abría ido, acaso no lo besaba bien, pero me había dicho amada mía, eso me tranquilizaba, quizás se olvido de algo, aproveche que había salido de la habitación, para ponerme más cómoda, me quite el vestido y descubrí que en la otra puerta de la habitación había una bañera, con agua caliente y toallas agua de lavanda y aromas florales, claro por eso se ha retirado pensé, quizás debo darme un baño.
Estaba complacida con esa bañera era enorme me sumergí totalmente desnuda con el cabello recogido, comencé a rociarme con el agua de flores y lavanda, pronto la espuma empezó a salirse de la bañera, me estaba dando un baño estupendo, cuando oí que Henley regresaba me vería ahí desnuda, me ruborice, el entro a la habitación trayendo consigo una bandeja llena de ricos manjares, una garrafa de vino y dulces bocaditos salados y frutas como uva, dátiles, y en costado de la bandeja una hermosa rosa roja, que desprendía u exquisito aroma, al verme en la bañera, se saboreo los labios como si hubiera visto un filete de carne, y con esa mirada complaciente y cariñosa y soñadora me mando un beso volado, que parecía que hubiera podido volar atreves del cuarto y llegar a mi porque hasta me estremeció, tanto que las piernas comenzaron a temblarme bajo del agua, sabía lo que a hora pasaría, pero aun no quería decir ni una sola palabra, por temor a que si decía algo el sueño se esfumaría y despertaría.
El se acerco a mí con una inmensa toalla, me dio la mano para poder salir de la bañera, me puse de pie frente a él, y admiro mi cuerpo por completo, me la puso con cuidado como si yo fuera de cristal y acto seguido me volvió a cargar con tanta ligereza, que parecía yo una pluma entre sus fuertes brazos, nuevamente me lleno de besos esta vez logro besarme el cuello y lamia mis oídos que lograban provocar en mí una excitación mayor, pero me dejo suave en la cama y me acomodo el cabello con tan delicadeza que me sentí tan minada como un bebe, luego camino de espaldas a mí, y pude ver su espalda amplia y sus muslos gruesos y perfectos, sus nalgas se pegaban a sus pantalones, era una maravilla verlo caminar de espaldas a mí, aunque me gustaría verlo sin ropa, mis pensamientos me hicieron ruborizar, que me cubrí un poco, para no verme tan indecorosa, cuando nuevamente su voz grave volvió a romper el silencio y me dijo.
_estas muy calladita monchery, pero me gustas como quieras estar, te serviré este vino que se que te encanta.
Mi voz quería responderle pero no sabía bien mi posición a su lado, no quería asustarlo cuando le dijera que no lo conocía, así que solo quise ser receptora de todo lo que él dijera.
_gracias.
Dije esa palabra casi con miedo pero no desperté, el se volteo al oír mi voz y me guiño un ojo de forma tan picaresca, que le sonreí y me mordisque los labios.
Tan pronto tuvo las copas de vinos volvió a mi lado, esta vez me invitaba a beber con él, siempre sin quitarme ojo de encima, luego de beber me recogió la copa y la volvió a dejar en la bandeja, luego se fue a la otra habitación, y empezó a desnudarse, yo me apresure a secarme el cuerpo y buscaba en los cajones algún camisón para poder ponérmelo y cubrirme un poco, pero en cuanto estaba de espalda Aron me rodeo con sus brazos, sentí su cálido cuerpo a mi espalda, entonces supe de inmediato que estaba desnudo, no solo sentí su calor también note su pene duro contra mis nalgas, claro que yo era más bajita así que logre sentirlo muy cerca casi del pecho, estaba ahí, con este hombre totalmente desnudos ambos mirándonos con ganas de dar rienda suelta a nuestros deseos, así que esta vez sentía que ya quería todo y gozar a su lado. Empezó a besar mi nuca bajando por mi espalda sus manos acariciaban mis senos que se mantenían firmes y los pezones endurecidos mi respiración más agitada y con mi voz quebrada le dije.
_me gustas.
Sentí entonces su lengua lamiendo nuevamente la nuca, subiendo nuevamente por mis oídos, y suavemente me iba girando hasta llegar delante de él, busco mi nariz besándome con suavidad y revoloteando sus dedos en mis cabellos lisos cogiéndome con manos cálidas y gruesas buscando esta vez mis caderas, y besándome a hora los senos jugando con mis pezones como si fueran capullos llenos de néctar y el bebiendo de ellas, sus manos a hora acariciando mis piernas, era todo un éxtasis y quería besarlo de igual forma, así que de una vez no perdí más tiempo, con mis manos lo acariciaba, sus bellos en el pecho, me alocaban quería morderlo le besaba los pectorales, con frenesí, ambos nos comíamos como animales salvajes, que se aparean con frenesí, así mismo estábamos los dos, envueltos en un éxtasis de pasión besándonos tocándonos con propiedad como si uno le perteneciera al otro, así hasta que retrocedimos sin despejarnos hasta la cama, donde el termino echado y yo encima de él, me coloco encima de su cadera de modo que veía mis pechos casi cerca de su cara, con solo sacar la lengua podía seguir chupándolas, lamiéndolas como si de eso dependiera su vida, mis cabellos cubriéndole la cara, sonriendo extasiado feliz enajenado me miraba con fulminante felicidad, yo que respiraba con dificultad lo miraba con ternura con un sentimiento que jamás había experimentado, no quería despertar jamás, no quería perder esta dicha que me proporcionaba, y complacida lo besaba me empecé a deslizarme hasta su pecho, lamiéndolo mordiéndolo muy suavemente, paseando mi boca por su ombligo un estomago duro de tantos ejercicios, me imagine ese hombre ejercitando todo su cuerpo era musculo, hasta el abdomen lo tenía bastante endurecido, lo que me hacia enloquecer más y más, hasta que logre llegar a sus genitales, su pene erecto perfecto esperándome, y luego sus muslos sus piernas hermosas doradas por el sol, con bellos suaves y delicados como plumas me aferre al pene como un mástil, y empecé a lamerlo cual si fuera un helado sabroso que tenía que terminar antes de que se derrita, sus manos a hora acariciaban mis cabellos que me hacia excitar más y más, oí un pequeño gemido en cuanto chupe ese pene era él mi amado gozando con mis labios, levante la vista para contemplar aquella maravillosa realidad y gravarlo en mi cabeza, lo veía con esa mirada fulminante a hora su brillo se había tornado color del sol, sus ojos ardían de placer y enloquecían ante mis juegos, que no dejaba de estremecerlo con cada chupada que le daba, me sabia tan rica saborear su ser mismo, desprendía de su polla, unas gotitas que las recogía con la punta de la lengua, y parecía ambrosia néctar del más sabroso mangar, entonces él me acerco con suavidad , esta vez quería ser él quien me diera ese placer, y de un vuelco, logro colocarse el encima de mí, sus manos recorrían sin cesar mis caderas mi senos mi vientre, ya no sabía donde terminaba mi cuerpo y donde empezaba el suyo, estábamos tan unidos que nuestros cuerpos se hicieron uno solo, el conocía perfectamente cada poro de mi piel cada peca, cada milímetro de mi cuerpo era recorrido por sus labios que me trastornaban en torno de un placer febril y lujurioso, me oía gimiendo y sofocándome con sus dedos que me buscaban una y otra vez en lo más profundo de mi ser, entrándose en mí, como si quisiera tocar mi esencia misma de mujer, mis gemidos se hacían más agudos con cada toque de sus dedos, con su lengua lamiéndome los senos y mordisqueando mis pezones, yo ahí en cama loca envuelta en una pasión que no había experimentado jamás, los poros de la piel se erizaban con cada beso suyo, y me estremecía a placer, por fin empezó a besarme con sublime paciencia el vientre mientras me decía, que hoy sería el momento de dejarme preñada, que lo deseaba con toda el alma, que su semen fecundaría en mí a su estirpe y su linaje no se perdería, porque sabía que le daría un varón… un hijo varón, que sea portador de su apellido y su gran fortuna, un hijo que el añoraba con demencia, empezó a cubrir mi vagina con sus labios el placer se hizo más y más profundo ya no pensaba en nada, quería hacerlo feliz, desee con todas mis fuerzas engendrar aquel niño, darle esa inmensa felicidad, ya me abandonaba a mis fuerzas y me sometía a él, y a su forma de hacerme el amor, un juego de seducción que terminaba en sus brazos, y empezaba en sus caricias. Me vi con las piernas rodeándole la cabeza, y el escudriñando en mi clítoris bebiendo de mi ser, mi jugo, mi sabor, que luego vertía en mi boca para saborearme a mí misma, con su lengua repasaba una y otra vez mis labios vaginales como si tratara de lamer hasta la última esencia mía, así me tenia nombrando su nombre, sintiéndome la mujer más deseada y amada del mundo, mire sus ojos que a su vez me miraban con un candor y una ternura que jamás había visto en nadie, solo él podía mirarme de esa manera tan especial, ya lo quería todo, todo su ser dentro de mí, lo atraje con dulzura mientras acariciaba sus cabellos, el me sonreía con una mirada picara, nuevamente llego hasta mis labios y cuando estuvo frente a mí, ahí los dos echados. Él sobre mí, iba haciendo movimientos delicados para penetrarme con su polla erecta y dura que cada milímetro que la sentía dentro de mí, era sentir su poder su fuerza, su dulzura, su pasión por mi cuerpo, y sus nalgas duras que lograba acariciarlas yo, las tenía tan afiladas que lo rasguñaba con mis uñas, así mismo como su espalda, que cada movimiento suyo me proporcionaba felicidad como me estremecía, y así lograba hacer un efecto de querer fundirme con su piel, me seguía penetrando más y más sentía su polla incandescente dentro de mí, más alocados sus movimientos desbordando lujuria y placer, ambos entrelazados como ramas que se necesitan para crecer juntas, del mismo modo nuestros cuerpos se aferraban uno del otro, y aunque el sudor era intenso y nuestros cuerpos se hacían más compactos en cada movimiento, sentía su amor, todo su amor en esos instantes, sin pensar en nada, solo desee salir embarazada darle ese hijo, no me importaba nada, ya no pensaba en mi otra vida, ya no quería despertar jamás, quería permanecer ahí, junto a él y volver a sentirme así, entonces llegamos juntos a clímax total, ambos sacudiéndonos de emoción al entregarnos mutuamente nuestros respectivos fluidos, su esperma había entrado en lo más profundo de mi, sentía como corrían hacia mis óvulos y buscaban refugio, sentía la vida misma dentro de mi vientre, mire su cara de felicidad, mire su rostro tierno y perfecto besándome sin parar, diciéndome que me amaba una y mil veces, y al final cuando nuestros cuerpos aun aferrados, terminaban de respirar en una forma más pausada, el en mi costado abrazándome, diciéndome que me amaría toda la vida, que durmiera a hora, que siempre despertaría en sus brazos, me deje dormir agotada sintiéndome inmensamente feliz y dichosa por esta experiencia me aferre a sus brazos como si tuviera miedo que se alejara de mí, así me quede dormida.

Estando dormida aun sentía su varonil fragancia, me adormí y hasta comenzaba a soñar, una luz fulminante al final de un túnel, y yo caminando en ese gran camino que no veía nada más que la luz que me cegaba pero su fulgor no solo me daba tranquilidad, si no que experimentaba una sensación de paz, nada en mi cuerpo sentía miedo, me acercaba a cada paso al final del túnel, y aunque no veía el suelo en el que pisaba, sentía mis pasos firmes, mis piernas cansadas quizás de haber hecho el amor, temblorosas de tanta apretarlas con firmeza y aferrarme al cuerpo de mi amado, aun no comprendía bien que significaba todo eso, estaba experimentando una transición, mi mundo pasaba como cuadros de diapositivas en las que me veía amante de Aron, y otras en la que aparecía Jhon mi novio, dos historias simultaneas, dos vidas diferentes, que conocía, que había vivido ambas con felicidad. Justo antes de llegar al final del túnel, y entregarme por completo a la luz inmensa, es cuando pude sentir un latido, un latido simultaneo al mío, mi corazón estaba latiendo pero un segundo latido me hizo retroceder, entonces supe que debía volver al túnel, que aun no era la hora de entregarme a la luz, había vida dentro de mí, vida en mi interior que me hizo abrir los ojos.
Una ventana grande frente a un campo de rosas, unas cortinas de color verde agua un jarrón de flores a mi costado, la bombilla de oxigeno, y una vía en mi muñeca que daba paso al suero, y ahí estaba sentado agotado de tanto velar por mí, mi novio Jhon.
_Jhon. Le susurre
_Oh cariño, gracias a Dios, ¡Estas bien cielo¡
_Enfermera ha despertado, ha despertado.
Jhon estaba feliz, parecía que le había regresado el alma al cuerpo, comprendí que me amaba y que sería un buen esposo, y…
_Cariño, los dos están bien, tú y nuestro bebe.
_ Nuestro Bebe… ¿Estoy embarazada?
_Si, Si.
Entonces en ese instante sabía bien que todo lo que había soñado, no había sido solo un sueño, Aron realmente me entrego su semilla.

sábado, 2 de julio de 2011

MI CABALLERO


Miro tus ojos y me deslumbras
Tu hermosa mirada tierna
De ojos claros cual miel en primavera
Labios gruesos de seda pálida
Como néctar en un capullo de violetas traslucidas
Tus rasgos finos y la nariz aguileña
Tu mentón firme piel trigueña
Ese hoyuelo en tu mejilla
Cejas ralas, pestañas larguillas
Dorada piel de marfil reluciente
Porte de caballero templario
De vestimenta impecable
Tu cabello clarizo bañado por los rayos del sol
Me dan una vista de un espectáculo sin igual
Tus brazos grandes y gruesos que me hacen suspirar
Tus piernas muslos perfectos que me hacen sonrojar
Cinturón de cuero curtido ceñido a tu cintura
Encausando tu muscular tórax y perfilando tu voluminoso cuerpo
De guerrero y caballero.
Tu mirada desafiante, empuñando tu espada
Un peculiar lunar cerca de tu oído derecho
Todo en ti con una magia tan sensual que me hace humedecerme por adentro
Verte así frente a mí
Saberme enamorada de un retrato
Contemplarte con admiración
Transportarme con la imaginación a tus brazos
Y ahí llenarte de besos
Saberme correspondida en tu mirada
Es lo que me hace regresar cada día
A mirarte y admirarte
Desearte cada día, aunque solo eres un retrato
Un lienzo bien pintado
Has despertado en mí
Toda esa lujuria que había tanto olvidado.